De volcanes, erupciones y prevención

Columna-de-Opinion


Hugo Felipe Amaya CarrascoChile es uno de los países ubicados en el cinturón de fuego del Pacífico, esto quiere decir que el territorio es propenso a tener importantes sismos y alta presencia de volcanes. De este modo en Chile continental existen cerca de 500 volcanes con actividad en los últimos 2.5 millones de años, de los cuales 120 podrían iniciar ciclos eruptivos, 61 han tenido erupciones en los últimos 450 años y 34 han manifestado algún tipo de actividad visible o cuantificable (ONEMI, 2006) estos son de un total de más de dos mil volcanes presentes en el país.

En este sentido cuando un volcán entra en proceso de erupción, se puede estar presente de diversos fenómenos, como erupciones de lava, caída de tefra (material volcánico), formación de lahares, emisiones de gases, acumulación de cenizas en los pueblos o ciudades, crecidas de ríos, etc.

En el contexto anterior, Chile en la última década ha tenido presencia de erupciones volcánicas, como el volcán Chaiten en el año 2008-2009, volcán Llaima 2008-2009 el centro volcánico Puyehue-Cordón Caulle el 2011 con actividad hasta el 2012, volcán Copahue en 2012-2013. De estos registros se agregan los que han ocurrido este año, primero fue el volcán Villarrica y posteriormente el volcán Calbuco

¿Qué nos quiere decir los datos presentados anteriormente?, que la población debe estar preparada en todo momento para responder de manera adecuada a estos eventos naturales, si bien la gestión ante los eventos volcánicos es algo más fácil, ya que se pueden detectar, predecir y monitorear constantemente en comparación a los sismos, falta mucho por mejorar.

Para que una población pueda responder de forma adecuada esta debe estar periódicamente informada, en distintos niveles y que todas sean entendibles, sea en materia educativa (jardines, enseñanza básica y media, universidad), sea en materia ciudadana en general a través de campañas informativas, por redes sociales, etc., el pueblo debe tener los conocimientos y que estos se integren al desarrollo cotidiano de la sociedad chilena.

En esta materia en general, no todas las personas saben cómo actuar ante estos tipos de evento naturales, y esto se debe a que la información y la participación ciudadana es escaza. Esto ocurre porque la ONEMI en todo sentido es insuficiente en materias de gestión del riesgo, lo que hace estrictamente necesario crear un organismo autónomo que tenga los recursos suficientes para hacerse cargo de estos temas, que pueda crear estrategias de prevención, de respuesta durante el desastre y post desastre (mitigación, reparación y retroalimentación de información). Una organización gubernamental que tenga poder de decisión en como nuestras ciudades se están ordenando, creciendo y desarrollando, resulta inverosímil la cantidad de pueblos y ciudades chilenas, que son altamente vulnerables antes diversos eventos naturales y se debe a la mala gestión en todo nivel político, desde Municipalidades hasta Ministerios.

Por esta razón finalmente, se debe crear un organismo con más capacidad preventiva y de gestión, que vele por la protección de sus ciudadanos, como también de la naturaleza, de esta forma paulatinamente disminuiremos los riesgos y los daños en general. Un ciudadano informado, es un ciudadano empoderado, es decir, un mejor país.

Hugo Felipe Amaya Carrasco
Geógrafo
Universidad de Chile
Facultad de Arquitectura y urbanismo