La calidad del agua en la agricultura es el nuevo desafío para los regantes

La calidad del agua en la agricultura es el nuevo desafío para los regantes

La calidad de agua es una preocupación cada vez más importante para los regantes que requieren contar con productos de calidad para competir en los mercados, cada vez más exigentes en limpieza ambiental.

Cambiar la vieja cultura de tirar las basuras y residuos a los canales que contamina las aguas y genera grandes costos anuales, se ha convertido en el propósito de los regantes, que buscan implicar a la comunidad en este trabajo colectivo.

Este desafío urgente para las organizaciones de usuarios de aguas fue el objetivo del seminario  “Desarrollo y Aplicación de un modelo de gestión para el Mejoramiento de la calidad del Agua de Riego para Empresarios Agrícolas y Organizaciones de Usuarios de Agua de la Provincia del Bío Bío”, impartido por el Centro Regional de Estudios Ambientales (CREA) de la Universidad Católica de Concepción (UCSC)

Difusión y buena gestión
El ambicioso proyecto, financiado por la Corfo, congregó a numerosos representantes de organizaciones de regantes, empresarios y funcionarios públicos y tuvo el propósito de generar discusión respecto de la gestión de las organizaciones de usuarios de aguas (OUAs), y conocer experiencias de buena gestión para el desarrollo de una agricultura sostenible.

La calidad del agua en la agricultura es el nuevo desafío para los regantesLa necesidad de vigilar la buena calidad del agua se ha constituido en uno de los objetivos principales de los regantes, porque no siempre se refleja en la cultura diaria y real en el interior de los canales de riego del país.

El trabajo que realiza el equipo de profesionales de CREA a cargo de Andrés Arriagada,  consolida la labor de los canalistas en materia de gestión de calidad de las aguas e incorpora elementos nuevos de difusión para la mayoría de los usuarios.

“A través de la institucionalidad ambiental se ha avanzado en normalizar la calidad de las aguas de los ríos en algunas cuencas del país, pero no ocurre lo mismo con la calidad de las aguas de los canales de riego. Falta mucho por hacer”, explicó.

En esta búsqueda, Arriagada explica que son las OUAS las que “tienen la posibilidad de involucrarse en materia de calidad de agua, de realizar una comunicación con los usuarios, gestionar los conflictos con la vinculación con los actores públicos”.

El liderazgo de O’Higgins
En representación de la región, el gerente de la Junta de Vigilancia del Río Cachapoal Primera Sección, Robert Hilliard, se refirió al importante papel que han jugado las mesas ambientales del río Cachapoal y Tinguiririca a través del monitoreo permanente de calidad de las aguas.

“Participamos hace años en las mesas ambientales coordinadas por la Seremi del Medio Ambiente Conama en el diagnóstico de calidad de las aguas del ríos Cachapoal y Tinguiririca donde todos los usuarios del agua nos sumamos a una gestión compartida. Privados, públicos y ciudadanos y esperamos que en 2017 tengamos Norma Secundaria de Calidad para las aguas de la región. Estoy convencido que para avanzar es necesario hacer un trabajo conjunto”.

Unidad contra la escasez
Son casi 3 mil las organizaciones de usuarios de aguas en el país, a cargo de la administración y gestión del uso y conducción del agua superficial, y si bien las tareas principales de las organizaciones son captar, conducir, distribuir conforme los derechos de cada titular, construir, mantener las obras y resolver conflictos para entregar de mejor forma las aguas, ¿por qué preocuparse de la calidad de las aguas si no forma parte de sus funciones?

Para Juan Vallejos, administrador de la Asociación de Canalistas del Canal Bío Bío Negrete, el problema es de disponibilidad debido a que es un recurso escaso, el consumo de la población y de los sistemas productivos se ha ido multiplicando, “como administradores de las aguas creemos que es necesario asumir la responsabilidad. Tenemos herramientas, tenemos experiencia y capacidades para abordarlo”.

Vallejos explicó que desde “hace años quisimos sensibilizar y capacitar en buenas prácticas a nuestros propios usuarios y a la población que interviene en los terrenos. Se ha ido cumpliendo y mejoramos la comunicación con los usuarios, incorporamos una red de difusión con las poblaciones aledañas, aumentamos una red de monitoreo con mediciones más continuas y sistema de información geográfico más precisos”, agregó.

La cultura de la basura
Uno de los mayores desafíos es el trabajo con la comunidad y el problema de las basuras. Cada año el volumen de residuos sólidos arrojados a la red de canales de riego aumenta, al igual que los costos de limpieza. “Es una complicación para nosotros que haya zapatos, botellas plásticas, colchones, etc  nos obliga a invertir más y genera problemas de conducción de las aguas y daño a la calidad y a la salud”.

La falta de una difusión adecuada así como la falta de educación determina que diariamente caigan a la red urbana toneladas de basura que luego son arrastradas por el agua. Esta basura además de contaminar el agua es un factor de distorsión del manejo de los canales ya que es necesario sacar con mucha frecuencia los residuos que taponan las compuertas, producen inundaciones y dificultan el manejo y operación para los regantes.

El seminario orientado a empresarios agrícolas y directores de organizaciones de usuarios de aguas contó también con la participación de especialistas que hoy ofrecen alternativas para mejorar la calidad de las aguas y también se dio a conocer las exigencias normativas tanto en Chile como en otros países.