Cerca de treinta profesionales pertenecientes a la Corporación Nacional Forestal (Conaf) de las Regiones de O’Higgins y Metropolitana, participaron el día martes 19 de abril en una jornada de capacitación sobre el manejo de rastrojo de maíz, alternativos a la quema, realizada por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), Centro Regional de Investigación Rayentué, realizada en dependencias de la Gobernación Provincial de Cachapoal, Rancagua.
Los rastrojos corresponden a la biomasa aérea de los cultivos anuales, que como residuos, quedan en el campo después de la cosecha. Para una agricultura sostenible éstos debiesen ser incorporados al suelo, donde a través del proceso de descomposición, producen un aumento de la materia orgánica de dicho suelo, además de liberar nutrientes, tales como nitrógeno, magnesio, potasio, calcio y azufre, entre otros elementos, los cuales son utilizados para el desarrollo de las plantas en los cultivos subsiguientes.
Esta jornada que se enmarca dentro de las actividades contempladas en la ejecución del proyecto FIC- R “Transferencia de técnicas alternativas a la quema de rastrojo de maíz, en la Región de O’Higgins”, obedece a una solicitud hecha por Conaf a la mesa regional del SIRSD-S que integra INIA, con el objetivo de obtener capacitación a sus técnicos y profesionales que participan en la prevención y control de incendios forestales.
La mejor forma de reducir el riesgo de incendio forestal, originado por la quema de rastrojos de cultivos de Maíz cercanos a plantaciones nativas de especies forestales, es haciendo uso de técnicas alternativas, a la quema. De ahí la importancia de esta capacitación, que permitirá a los funcionarios de Conaf entregar orientaciones a los productores de maíz, sobre las mejores formas de manejo de sus rastrojos.
En la oportunidad, el Ingeniero Agrónomo, Jorge Carrasco, coordinador del mencionado proyecto, dictó la charla “Técnicas de manejo de rastrojos en el cultivo del maíz”. En ella, junto con indicar que los rastrojos constituían aproximadamente el 50% del follaje del cultivo que queda en los potreros, señaló que la incorporación de aquéllos al suelo tiene efectos positivos, ya que además de mejorar sus propiedades físicas, aumenta la calidad del nivel de materia orgánica, de nutrientes, cuestión que en el corto plazo favorecería la producción de los cultivos.
“Una alta producción de maíz trae consigo un alto índice de rastrojo” -indicó el especialista-, lo que hace más difícil su eliminación o manejo. Tradicionalmente los agricultores eliminan estos desechos a través de quemas. Práctica que están siendo un problema, tanto en esta Región, como en todas las Regiones donde se cultiva Maíz, tanto por la reducción de la materia orgánica del suelo, como por la contaminación ambiental que genera, al liberar monóxido de carbono (CO), compuestos nitrogenados (NO2), hidrocarburos, y material particulado de tamaño inferior a 10 micrones, lo que contribuye a aumentar la polución ambiental”. Actualmente existe una normativa que tiende a eliminar la práctica tradicional de la quema del rastrojo no autorizada en ciertos periodos, por lo que su práctica es cada vez menor y se espera sea nula en el tiempo.
Incorporación de rastrojos
La eliminación del rastrojo a través de su incorporación al suelo, además de no contaminar el medioambiente, contribuye a la fertilidad del del mismo, porque es un proceso llevado a cabo por microorganismos presentes en él y que participan en su descomposición.
En el caso de los residuos de maíz, Jorge Carrasco, explicó que éstos deben ser picados y/o triturados con maquinaria adecuada, que puede ser la misma que se usa para picar los residuos de poda en la fruticultura. “El rastrojo debe quedar triturado o lo más picado posible, para facilitar su descomposición una vez que se incorpora al suelo. Su alto contenido de carbono, hace muy lento el proceso de descomposición, y una forma de acelerar este proceso es a través de la aplicación de nitrógeno, en dosis que van de 100 a 200 kg. de urea por hectárea, que se debe hacer previo a la incorporación del rastrojo en el suelo.
Para la incorporación del rastrojo, una vez triturado o picado, se puede usar un arado de vertedera cuyas ventajas son: óptima inversión de suelos (llega a un 90%). Entra al suelo por diseño, por lo que compacta menos que el arado de discos, el cual entra por peso. Mantiene una buena nivelación del terreno y no multiplica malezas de reproducción vegetativa. En tanto sus desventajas son: se complica su funcionamiento en suelos pedregosos; no realiza una buena inversión en suelos arenosos, y no funciona en suelos con exceso de humedad y arcillosos, ya que el suelo se adhiere a la vertedera. En este tipo de suelo la alternativa, pese a que tiene ciertas desventajas, es el uso del arado de disco, no obstante que este último compacta más el suelo, generando mayores problemas de pie de arado. Otra opción para la incorporación de rastrojos, es el uso de rastras de discos, que hacen una incorporación más superficial de estos, que los arados”.
El especialista señaló además que la incorporación de rastrojos no debe ser muy profunda, es decir no más allá de los 25 cm, porque a mayor profundidad la descomposición de estos es más lenta, por existir menor temperatura y menos presencia de oxígeno en el suelo para su descomposición.