Mujeres, jóvenes, migrantes y adultos mayores son los más perjudicados por la catástrofe del empleo en Chile, provocada por la pandemia. Y ni los retiros de fondos de pensiones ni las ayudas del Estado han atacado el problema mayor: el crecimiento de la población inactiva a causa de la crisis.
Las políticas para apoyar a las empresas y al empleo, son para el sector formal y dejan fuera a los trabajadores informales. Muchas personas –sobre todo mujeres– que lograban con trabajos precarios escapar de la vulnerabilidad y la exclusión, hoy se han visto arrastradas a la pobreza.
En este contexto, Marta, con 50 años, hijos criados, tiempo libre y la latente esperanza de trabajar como cajera en un supermercado de Rancagua, donde ha vivido toda su vida, ve que su ideal laboral, que antes parecía difícil, ahora se vuelve imposible.
¿Por qué tan imposible?, se preguntará el que no conoce la realidad de los inactivos potenciales, grupo que se duplicó a causa de la pandemia y que está constituido en un 70% por mujeres. Hablamos de personas que, como Marta, no saben cómo redactar un currículum, cómo presentarse, vestirse y qué decir en una entrevista de trabajo.
“Hagamos la pega: Propuestas para activar laboralmente a los grupos más excluidos”, es una radiografía, hecha por Fundación Emplea y Espacio Público, de cómo la pandemia ha golpeado aún más a los inactivos, pero es sobre todo un conjunto de propuestas para estimular el empleo entre estos grupos mediante políticas públicas de intermediación laboral.
¿Qué significa esto de la intermediación? Lo mismo que en el caso de un alto ejecutivo que se queda cesante se llama elegantemente outplacement. Es decir, que alguien le ayude a encontrar el mejor puesto de trabajo posible, ajustando su perfil a las necesidades de una empresa o empleador. La intermediación laboral permite que se encuentren los que se necesitan, laboral y productivamente hablando. Y eso es lo crucial. Hasta ahora el SENCE pone la mayoría de sus fichas (y presupuesto) en la capacitación como solución universal a los problemas de empleabilidad de las personas.
En Emplea sabemos que lo primordial es vincular a Marta con el supermercado donde sueña con ser cajera. Ella no necesita un curso para ser cajera; necesita la oportunidad de serlo, apoyada por un sistema de intermediación que fije las reglas de la relación laboral. Hoy, sola y desorientada, Marta sólo atina a poner un aviso en el diario mural del mismo supermercado donde aspira a trabajar a ver si alguien lo ve. Mal. Desconoce que en su municipio hay una oficina de intermediación laboral (OMIL). No sabe y no tiene cómo saberlo. Aquí aplica ese antiguo refrán que habla de juntar el hambre con las ganas de comer. El hambre de la empresa por una cajera comprometida y entusiasta y las ganas de comer y crecer de Marta. Hagamos el match.
Ricardo Délano
Director de Fundación Emplea